viernes, 24 de julio de 2009

Indios y afros, ¿out?

Por los datos, fríos y ratificados, en la próxima Asamblea Nacional habrá cuatro curules para representantes indígenas y cero para afroecuatorianos. Sin mencionar lo que ocurre en concejalías y alcaldías. Y esto da para pensar varias cosas.
La primera que se me ocurre es que el racismo no ha reducido su incidencia en la acción electoral, porque en la sociedad misma impera en todas sus expresiones. ¿O no fue suficiente muestra lo que hicieron con el seleccionado del Ecuador, el futbolista Felipe Caicedo, en ese restaurante guayaquileño? Sin embargo, sería demasiado simple y aventurado cargar el peso del racismo en la reducida representación política pues para verificarlo habría que hacer una investigación de fondo con una muestra grande y polarizada de los votantes. De todos modos, sí creo que hay racismo en algunos movimientos que ponen en lugares secundarios de las listas a representantes afros o indios de modo que por más campaña que se haga, nunca llegarán a ocupar los primeros puestos. Y eso es digno de otros análisis y estudios.
Lo que se me ocurre pensar es que hay un deterioro de la tarea esencialmente política de las organizaciones indígenas y negras del Ecuador. En los dos casos se observan unas divisiones enormes, unas disputas internas insospechadas, una carencia de cuadros representativos y líderes que no han logrado ‘cautivar’ al electorado. Una prueba de ello es la intensa y a ratos virulenta disputa por la alcaldía de Cotacachi. Y si a eso se suma una carencia de propuestas reales y efectivas para sus propios electorados, el resultado está a la vista. Incluso, añadiría que en algunas zonas, como la Amazonía y en la Sierra Central, las alianzas con aquellos sectores opositores a Rafael Correa les perjudicó porque perdieron credibilidad. Todo en perjuicio de todas las poblaciones más pobres y deprimidas del país, más en el caso de los negros y negras.
Lo cierto es que los movimientos indígena y afroecuatoriano entraron en un momento particular de sus historias internas y hacia el resto de la sociedad. En algunos casos cayeron en los mismos vicios y errores de los mestizos, trasladando sus prácticas más cuestionadas a las de un sector que aparecía como una expresión de renovación y cambio. Es tan así que las llamadas bases de los movimientos mencionados les dan el voto a representantes mestizos y de derecha que jamás habrán pensado en reivindicar sus derechos conquistados y plasmados en la nueva Constitución. ¿Entonces? Ni siquiera han podido ofrecer una práctica y un discurso político que eleve el debate y garantice la respuesta efectiva a las enormes demandas étnicas.
Y no quiero pensar con esto que por no tener representación en la próxima Asamblea no tendrán una expresión política real y garantía de profundizar sus reivindicaciones. Todo lo contrario: ojalá con esto su actuación política adquiera otras formas de lucha, pues más allá de lo conquistado en la Constitución y algunas leyes queda mucho por hacer en el campo de la educación, la cultura y la misma política. ¿O acaso por tener un ministro negro en Cultura o india en la Comunicación las cosas cambiaron radicalmente?

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