jueves, 16 de julio de 2009

Chávez hasta en la sopa

Hay ciertas fijaciones que revelan complejos, traumas o simplemente posturas políticas que se entienden pero no se justifican. Por ejemplo: hay una persistente fijación de algunos analistas, entrevistadores y sujetos políticos en la figura de Hugo Chávez Frías. No hay entrevista, comentario y supuesto análisis que no lo mencione como el gestor de la Revolución Ciudadana ecuatoriana. Y todo eso, así categóricamente, no solo que es una mentira enorme sino que nos subestima, nos insulta como ciudadanos y actores sociales, en general.
Por mencionar algo: la propuesta de la Asamblea Constituyente nació, en este, nuestro país, en 1990, con el levantamiento indígena y ha sido bandera de todos los movimientos sociales en estos casi 20 años. Fue también la propuesta tras las caídas de los tres presidentes defenestrados. Y cada uno de los postulados que trae la nueva Constitución han sido demandas de los actores sociales en los últimos 30 años, pocos de los cuales fueron recogidos en la del 98, por eso su ineficiencia e intrascendencia política.
En el campo de la prensa, hay medios que entrevistan a los opositores a Chávez para llenarse de razones en su oposición a Rafael Correa, igualito que hacen los ‘cuadros’ de Sociedad Patriótica al ir a Colombia para hablar con los abogados y coidearios de Álvaro Uribe. Y más: creen que la libertad de expresión está en riesgo porque se copia lo que ha hecho Chávez. Solo quedaría por comparar las legislaciones de los dos países para mirar cuánto ‘influye’ en cada país lo que hace el otro.
¿Y quién dice algo cuando prominentes organizaciones y personalidades traen a los ‘capos’ del neoliberalismo a salones y conferencias para ‘aconsejarnos’ lo que hay que hacer aquí? Viene Álvaro Vargas Llosa y entusiasma a unos cuantos, recogen sus postulados y se convierten en tesis de editoriales y entrevistas. ¿Y?
Lo digo abiertamente: no me cuadra del todo Hugo Chávez, creo que tiene unas limitaciones políticas e intelectuales enormes, que no convocan a un reconocimiento político reflexivo. No dudo que su capacidad política le tiene donde está, pero eso es una responsabilidad de los venezolanos y sólo a ellos les corresponde explicarse y entenderse. Sin embargo, ¿Chávez no es producto de una clase política demócrata cristiana y socialdemócrata corrupta, incapaz, mediocre, abusiva? ¿No es esa clase la que ahora ‘lucha’ por las libertades de los venezolanos?
En Ecuador hay suficiente capacidad y creatividad política como para no someter nuestros cerebros a una copia de un proyecto a la ‘venezolana’. Pruebas al canto: una Constitución hecha con la gente de acá, con millón problemas, pero a nuestra medida y sin asesoramiento alguno (aunque digan que hubo españoles, solo falta preguntarles a ellos qué pusieron, qué quitaron, cuánto aportaron y dónde está su huella). En este país hay un movimiento social que jalonó todo el proceso, una diversidad cultural y étnica que se expresa y unos medios de comunicación que no se doblegarán ni frente a la empresa privada, ni a ningún gobierno, pero que no necesariamente son los que dicen abanderar la causa de la libertad de expresión y menos la de prensa.

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