miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Estado laico?

Poner la primera piedra para la construcción (costosa) de una iglesia en un recinto militar, con la presencia y bendición de las autoridades castrenses y civiles, parecería un acto normal, ordinario y hasta rutinario. Por eso forma parte de la agenda pública: se mandan tarjetas de invitación, autoridades van, otras se excusan, los medios llegan, hacen su cobertura y se van. Como de por medio no hay mucho que pensar no es motivo de entrevistas ni editoriales de los sesudos opositores. ¿Será que reflexionan un ratico más allá de sus odios y para ser verdaderamente críticos no ven donde más neuronas hay que usar?
Luego hay discursos, los curitas se muestran adustos y formales. Hay brindis. Todo queda ahí y la imagen simbólica genera el mensaje: “Aquí no ha pasado nada”. Pero sí, ha pasado algo trascendental: se reafirma la tradición, se ofende a la Constitución (¿se la viola?), se retrasa la historia. O mejor dicho: ¿no avanza la historia?
Y bueno… La semana pasada se puso la primera piedra para construir un templo católico en Parcayacu. ¿Y por qué no uno mormón, evangélico, shamánico, budista, judío, hinduista, etc.? ¿Los miembros de la Fuerza Pública son y deben ser solo católicos? ¿Es un requisito para vestir el uniforme bautizarse y comulgar con el Vaticano? Y también por qué no se destina una cuota del presupuesto o la misma cantidad que se utilizará para esa iglesia en actividades ateas para que los ateos tengan opción de ‘rezar’ sus doctrinas.
La definición más básica y generalizada de laico es ser independiente de cualquier organización o confesión religiosa. Y el Ecuador desde 1906 se definió como un Estado Laico. Y la actual Constitución señala: “El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y LAICO”. O sea, las entidades públicas y sus representantes están obligados a respetar y hacer respetar la norma constitucional. Y por lo mismo no pueden discriminar. La norma es para todos y eso implica que no se puede destinar recursos públicos para una organización religiosa y mucho menos que en los espacios públicos se construyan templos de una u otra religión. No se pueden inaugurar actos públicos con ritos religiosos, pero en algunas partes la tradición ordena y ni siquiera se duda de su legitimidad.
El desarrollo de la democracia, en un Estado Laico, genera el respeto a las diversas opciones culturales, religiosas, sexuales, filosóficas y políticas para que tengan plena vigencia porque el Estado no se afilia con ninguna de ellas y, al contrario, permite que se desarrollen dentro del marco de la ley y por ende todos y todas tengan la libertad absoluta de ejercerlas, sin pedir permiso a nadie y mucho menos, eso sí, mucho menos a costa o beneficio de otras.
¿De qué parte del presupuesto sale la plata para construir esa iglesia en ese recinto militar? ¿Y cuando lo terminen obligarán a los soldados que no son católicos a ir a los ritos religiosos por disposición militar? ¿Caso contrario? ¿Cien mil patitos o dos mil flexiones de pecho? ¿Podrán ascender a generales quienes no vayan a misa?

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